El mantenimiento de una instalación solar es bastante sencillo, pero es importante para garantizar la eficiencia y durabilidad de tu sistema. En primer lugar, es fundamental mantener las placas solares limpias, ya que la acumulación de suciedad y polvo puede reducir su rendimiento. Puedes limpiar los paneles con agua y un paño suave o un cepillo de cerdas suaves, aunque en muchos casos la lluvia se encarga de mantenerlos limpios. Nuestra recomendación es limpiar los paneles cuando llueva tierra o haya algún episodio que ensucie especialmente antes que programar la limpieza de manera fija.

En segundo lugar, es aconsejable realizar una inspección visual anual del sistema para detectar posibles daños o problemas en los paneles solares, el inversor y los cables. Esto te ayudará a identificar cualquier problema antes de que afecte al rendimiento de tu instalación solar.

Por último, contratar a un profesional en energía solar para realizar una revisión y mantenimiento periódico de tu sistema te asegurará un funcionamiento óptimo y prolongará la vida útil de tu instalación. Un especialista puede detectar y solucionar problemas que no son evidentes a simple vista y garantizar que tu sistema esté siempre en las mejores condiciones.